Decimos que un ser vivo es un agente, o más precisamente un agente autónomo (del griego auto-nómos: que produce sus propias leyes) si en la producción de su conducta el organismo tiene la capacidad para seleccionar qué acción realizar. Esta capacidad para realizar acciones de un modo no preestablecido parece ser un rasgo característico de la conducta de algunos seres naturales (por oposición a los seres artificiales), constituyendo un elemento esencial que les permite adaptarse y sobrevivir en entornos cambiantes. Sin embargo, es un concepto que no resulta fácil de justificar a partir de los mecanismos biológicos que constituyen al organismo como agente: si nos adentramos en su “interioridad”, en busca del origen de esa conducta, no encontraremos más que una red integrada de elementos y procesos –químicos, eléctricos, biológicos– en constante actividad.
La dificultad para tratar conceptualmente con la noción de agente está íntimamente relacionada con la complicación de trabajar con otros conceptos como autonomía o significación. Por ejemplo, el hecho de que un organismo decida autónomamente exige que, a partir de un entorno físico que resulta en principio neutro, el organismo sea capaz de definir un mundo de valores y de significaciones que el entorno en sí no tiene, lo cual conlleva numerosos problemas asociados de índole filosófica.
Lejos de ser un programa de investigación establecido y unitario, el problema de la “agencia” ha suscitado un amplio número de trabajos de investigación en el ámbito de la filosofía de la mente o en el de las ciencias cognitivas (de las neurociencias a la robótica, pasando por la inteligencia artificial). En este número monográfico de Factótum pretendemos ahondar en este análisis y reflexionar sobre las complicaciones inherentes en el concepto de agente autónomo.
El objetivo es abarcar el máximo posible de aspectos que entraña tan compleja relación desde una perspectiva transversal e interdisciplinar. Por ello, además de las contribuciones de investigadores en el ámbito de la filosofía de la mente o la fenomenología, serán bienvenidas las contribuciones desde ramas como la inteligencia artificial, la robótica autónoma o las ciencias cognitivas.
|